Antropología Cuadernos de Investigación, núm. 28, febrero - julio 2023, pp. 12-31.Fecha de recepción: 10/05/2023 - Fecha de aprobación: 30/06/2023

50 años de Antropología en el Ecuador:

lo que dicen las tesis

 

Teodoro Bustamante

Sofía Carrión Suza

Ximena Tobar

Resumen

 

El presente artículo parte del análisis de 850 tesis de antropología y una muestra de la bibliografía de 117 tesis, las cuales fueron realizadas en Ecuador entre 1977 y 2020, lo cual nos permite presentar la evolución de esta disciplina en el país. Primero, se señalan los procesos de construcción institucional, la evolución de las temáticas y de los espacios geográficos trabajados. A continuación, se abordan las influencias intelectuales a través de los materiales bibliográficos citados, influencias geográficas y autores influyentes. Después, se revisan algunas variables de género y descripciones de algunos datos sobre los directores de las tesis. Con este material, y para finalizar, se comentan logros, líneas de reflexión en desarrollo, así como vacíos y los desequilibrios temáticos y geográficos, sugiriendo algunas líneas de reflexión para el desarrollo de la disciplina.

 

Palabras clave: antropología, tesis, Ecuador, universidad.

 

Abstract

This article is based on the analysis of 850 anthropology theses and a sample of the bibliography of 117, which were carried out in Ecuador between 1977 and 2020. This allows us to present the evolution of this discipline in the country. First, we point out the processes of institutional construction, the development of the themes, and the geographical spaces worked on are pointed out. Next, the intellectual influences are addressed through the bibliographical materials cited, geographical influences, and influential authors. Then, we review several gender variables and descriptions of some data about the directors of the theses. Finally, with this material, we comment achievements, lines of reflection in development, as well as gaps and thematic and geographical, suggesting some lines of reflection for the development of the discipline.

 

Key Words: anthropology, theses, Ecuador, university.

 

Introducción

 

En el año 2021, el primer departamento de formación universitaria en antropología en el Ecuador cumplió cincuenta años. Esto coincidió con el cuarto Congreso de Antropología Ecuatoriana donde se intercambiaron análisis sobre el recorrido de esta disciplina en el país. Sin embargo, ya existe un conjunto de publicaciones que recopilan y constituyen antologías del pensamiento antropológico ecuatoriano. Por ejemplo, está el trabajo, ya clásico, de Segundo Moreno Yánez (1992) “Antropología ecuatoriana: pasado y presente”. Así como un trabajo más reciente del mismo autor: “Pensamiento antropológico ecuatoriano” (2006). También podemos encontrar un trabajo contemporáneo titulado “Antropologías hechas en Ecuador”, proyecto de la Asociación Latinoamericana de Antropología del año 2022, el cual tiene el fin de promover e identificar las genealogías de la antropología en la región (Juncosa et al., 2022).

De igual manera, existen trabajos que analizan la dinámica social y las tendencias presentes en el desarrollo de esta antropología. Esto está presente tanto en los ya mencionados textos como en el trabajo de Carmen Martínez Novo (2007), en cuyos textos se destaca el rol del compromiso social, que se expresa en uno de los polos identificados en un subtitulo del último trabajo mencionado: “el papel de la “militancia”. Cabe también mencionar la importancia del trabajo de Daniela Barba (2021) que nos llama la atención sobre el período previo a la formalización de esta formación universitaria. Es también un tema específico de esta génesis el trabajo de García (2011) sobre la relación con México en el surgimiento de la antropología ecuatoriana. Así mismo, es relevante el desarrollo de un pensamiento y una práctica vinculada a las luchas por la tierra que se ventilaron en los tribunales, trabajado por Coronel (2009).

Existe, además, literatura específica que aborda las dimensiones sociales del surgimiento de esta disciplina en América Latina. Breves ejemplos de ella son el trabajo de Yanina Bonilla (1981), quien destaca la relación que la antropología ha tenido con la administración y la dominación de poblaciones. Es parte de esta perspectiva regional el trabajo de Matos Moctezuma (2001) quien destaca tanto las influencias de una antropología aplicada de origen británico, como el desarrollo de la enseñanza de la disciplina en México a inicios del siglo XX. Para el Perú tenemos los aportes de Degregori y Sandoval (2008) que relatan el desarrollo de esa disciplina en ese país.

La perspectiva que queremos aportar en este trabajo es utilizar un producto de la formación de antropólogos, la tesis de graduación, para cuantificar algunos aspectos de su producción y abordar que nos dicen en cuanto a temáticas, intereses, perspectivas, influencias y también vacíos u omisiones.

Ya en otro trabajo (Bustamante, 2014) argumentamos no sólo sobre el papel que las tesis juegan en la formación en Ciencias Sociales, también mostramos cómo en este trabajo, tan central en la vida académica, quedan registradas las huellas de influencias, vínculos y perspectivas.

Hemos recopilado información sobre 850 tesis aprobadas durante 48 años en varias casas de estudio[1], desde 1977, fecha en la que aparecen las primeras tesis de antropología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), que había iniciado en 1971, hasta 2020. Al definir de esta manera el campo sobre el cual vamos a trabajar, no pretendemos indicar que estas sean las únicas tesis sobre antropología en el Ecuador, pues, antes de esta formalización, ya se habían producido tesis sobre temas que, hoy en día, serían considerados antropológicos como parte de otras carreras. Hemos identificado casos en la escuela de Derecho de la universidad Central, en la escuela de Derecho de la universidad de Cuenca, entre otros. Asimismo, luego de que ya se habían iniciado las primeras carreras de antropología, otras escuelas -de historia y sociología- han generado tesis que podrían ser consideradas antropológicas. A pesar de ello, en este trabajo nos limitamos a aquellas que forman parte de carreras que explícitamente utilizan la palabra “antropología” en su denominación.

Nuestra unidad de análisis son las tesis que constan en los repositorios de las respectivas universidades, así como el análisis de las referencias bibliográficas de 117 tesis que abarcan de 1977 al año 2016. Cabe aclarar que las tesis que se encuentran en repositorios virtuales no corresponden necesariamente a las tesis aprobadas, pues, en algunos casos una tesis se incorpora al repositorio con un año de retraso. Hemos podido detectar que esto sucede con mayor frecuencia en universidades de postgrado.

Podemos clasificar a estas tesis en aquellas que son de nivel técnico 59, pregrado 449 y las de postgrado 343. Cada uno de estos niveles tiene varias particularidades, un perfil temático propio, se distribuyen en el tiempo de manera distinta y se ubican, casi siempre, en instituciones diferentes.

 

Distribución temporal

 

La primera pregunta sobre estas tesis es cómo se distribuyen en el tiempo. Para ello, hemos realizado una periodización según el ritmo al cual se producen las graduaciones, combinándolo con el surgimiento de los diferentes niveles de formación y ajustada para que sean períodos de extensión relativamente comparable. Metodológicamente, para las comparaciones temporales en este trabajo, vamos a agrupar las tesis en tres periodos. El primero de 1977 a 1990, el segundo de 1991 a 2004 y el tercero de 2005 a 2020.

La evolución temporal de las graduaciones se refleja en que, desde 1977 hasta el año 1990 nunca encontramos más de 10 tesis por año, al contrario, el promedio hasta este año es de 3,18 tesis. Luego tenemos un periodo desde 1991 hasta el 2004 en que el promedio es de 17,41 tesis al año. En el último periodo desde el 2005 hasta el 2020 la cantidad de graduados es mucho mayor con un promedio de 45,90 graduados por año. El año con mayor número de tesis es el 2014 con 78 graduados. Estos datos nos hablan de una constante tendencia al crecimiento, pero debemos llamar la atención sobre el hecho de que después del año 2014 hay una disminución, ya que durante 4 años seguidos el número de tesis decrece hasta quedar en 25 para el año 2020. Esta tendencia a la baja puede explicarse parcialmente por el fenómeno ya antes mencionado de que las tesis aprobadas demoran a veces más de un año para ser incorporadas en los repositorios que han sido nuestra fuente de información. Esto solo puede explicar parcialmente esta tendencia a la baja[2].

Parte de esta dinámica está dada por la incorporación de diferentes universidades y diferentes niveles de formación. Hasta el año 1990 la única escuela que produce antropólogos/as es la de la PUCE, escuela que se ha mantenido durante todo este periodo graduando estudiantes a un ritmo moderado, a excepción del año 2015, en que se gradúan 31 estudiantes. Puesto que ese año, se aplica una modalidad de graduación especial denominada Titulación Especial, que tiene relación con las modificaciones de la Ley Orgánica de Educación Superior, que limitaba la graduación de los estudiantes con un plazo de tiempo desde inicio de sus estudios, y que, por otra parte, establecía condiciones más operativas para la graduación en estos casos. Fuera de este pico muy pronunciado, esta escuela mantiene una tendencia estable pero moderada al incremento del número de sus graduados.

En los dos años siguientes al 1990 aparecen nuevas unidades académicas y nuevos niveles de formación. En primer lugar, tenemos la formación de peritos en Antropología Aplicada, en la Universidad Politécnica Salesiana[3]; esta formación de nivel tecnológico produce un número apreciable de monografías de graduación con una máxima de 11 graduados en el año 1993.

Cerca en el tiempo surge el nivel de maestría en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Desde 1993 se registran graduados de la maestría en Ciencias Sociales mención en Antropología. García (2011) señala que en este período se convoca además a una maestría en estudios étnicos. El criterio que hemos utilizado es el de incluir solamente tesis de programas académicos que en su denominación usan explícitamente la palabra antropología o arqueología, por esta razón estas tesis no han sido incluidos en este trabajo.

Entre el año 1991 y el 1992 se gradúan los estudiantes de la Maestría en Antropología del Desarrollo en la Universidad del Azuay, sin embargo, esta maestría no tiene permanencia en el tiempo. Luego en el año 2001 se reabre la maestría en antropología de la FLACSO que va a tener permanencia en tiempo y graduará muchos estudiantes.

En La Universidad Politécnica Salesiana (UPS), en el año 2002 se producen las primeras graduaciones de la licenciatura en antropología aplicada, que es una de las más importantes en cuanto a número de graduados de pregrado, un total de 185. Tiene su punto máximo de graduaciones en el 2002 con 18 graduados, pero continúa graduando estudiantes hasta el 2020.

En 2003 vuelven a haber graduados de la FLACSO, pero, es en el año 2009, en que el programa de antropología comienza a producir más de 10 graduados por año. Esta tendencia de crecimiento continúa hasta llegar a su punto máximo en el 2016 con 18 graduados.

En 2005 la universidad Politécnica Salesiana inició una maestría en Antropología y Cultura en modalidad semipresencial. Hasta 2011 García (2011) contabilizaba un total de 19 estudiantes y su primera graduada[4], sin embargo, en este trabajo se trabajará únicamente con las tesis disponibles en el repositorio virtual, que suman un total de 10.

Para este año (2005) también se abrió el programa de Antropología en la universidad Técnica Luis Vargas Torres de Esmeraldas, no fue posible acceder a un repositorio que contenga estas tesis. Sin embargo, por información indirecta conocemos que hasta el año 2012 hubo graduados de este programa.

En la Escuela Politécnica del Litoral (ESPOL)[5], registramos en el año 2005, a tres graduados en la licenciatura en arqueología. En el año 2008 se abre la maestría en antropología visual de la FLACSO, siendo el año 2011 en el que empiezan a graduarse. El punto máximo de graduados de este programa es también el año 2016 con 18 tesis.

Para el año 2013 tenemos una nueva oferta por parte de la ESPOL, esta vez una maestría en arqueología del neotrópico que llega a producir 16 tesis, la última de las cuales corresponde al año 2020.

La universidad San Francisco de Quito (USFQ) tiene también una oferta académica que incluye una mención en antropología y una formación en arqueología. En el año 2014 tenemos a los primeros graduados. De esta universidad hemos registrado un total de 12 graduados.

La última universidad en incorporarse es la universidad de Cuenca, que en el año 2018 aprueba 5 tesis en su maestría de Antropología de lo Contemporáneo. Estudiantes de este programa seguirán graduándose a lo largo del tiempo.

Haciendo referencia a la periodificación propuesta al inicio de esta sección, esta agrupación temporal permite ver que hasta el año 2005 la gran mayoría de los titulados en antropología lo hacían en el pregrado con un 61,2%. Las maestrías solo aportaban con un 17,9%. A partir de esta fecha, las proporciones cambian. Las licenciaturas aportan el 48,15%, mientras las maestrías el 51,8% (ver Figura 1).

 

 

Figura 1. Número de tesis para peritaje, licenciatura y maestría según año de aprobación.

 

Elaborado por: Sofía Carrión. Fuente: base de datos autores.

 

En la Figura 1 observamos un desplazamiento relativo de las tesis de pregrado por las de postgrado, lo cual nos lleva a preguntarnos cuáles son las diferencias que existen en las tesis de estos niveles. A partir de una muestra, encontramos que la cantidad de páginas son para los diferentes niveles los siguientes: en el peritaje 76,7, para la licenciatura 138,36 y para la maestría 143,98. Cabe destacar que las tesis de arqueología tienen en el pregrado una extensión promedio de 165,6 páginas. Sorprende en esta comparación la similitud que encontramos en cuanto a la extensión entre las tesis de pregrado y las de maestría.

Si analizamos el número de referencias promedio en cada una de las tesis, tenemos una diferencia más clara. A nivel de pregrado, excluyendo las tesis de arqueología, el promedio de citas es de 58,80. Mientras que en el postgrado el promedio es de 90,19. En los dos niveles, las tesis de arqueología tienen en promedio mayor número de referencias, en pregrado son 85,64 y 130 en la maestría.

 

 

Encadenamientos entre los distintos niveles

 

En algunas ocasiones, las personas que obtuvieron un título en antropología en un nivel vuelven a obtener otro en la misma disciplina en un nivel diferente. Esto podría parecer natural, pues una persona que comienza a formarse en las ciencias antropológicas pasaría por diversas etapas de formación. No obstante, esto sucede poco, pues, solamente entre el peritaje y la licenciatura es donde constatamos un flujo importante de estudiantes, ya que, el 45% de graduados de peritaje antropológico en la UPS[6] continuaron y culminaron sus estudios en la licenciatura en Antropología Aplicada.

Del nivel de la licenciatura al de la maestría hay una transferencia mucho menor, así, para todo el sistema tenemos solamente 20 estudiantes, lo cual representa que, el 5.8% de los graduados en maestrías antropológicas tuvieron un pregrado en esa misma disciplina. El programa de pregrado que mayor transferencia hace hacia las maestrías en esta misma disciplina es la escuela de la PUCE con un 5.6%. Esto se refiere a los estudiantes transferidos y que se graduaron en las maestrías de arqueología de la ESPOL y a los dos programas de antropología de la FLACSO.

En el caso de la UPS, el programa de maestría tiene 3 de 10 estudiantes graduados que provienen de su propia licenciatura (30%), lo que para ellos no representan sino el 1.6% de los graduados en la licenciatura de esa misma universidad. Concluimos que los postgrados no se alimentan sustancialmente de la formación en pregrado de antropología, sino que constituyen otro camino diferente por el cual personas con otras formaciones adquieren la formación antropológica.

 

Las tesis y el espacio

 

Hay una enorme concentración de tesis realizadas para universidades con sede en Quito[7] (93.9%), de hecho, en el pregrado llegan al 99%. Mientras en el postgrado, Cuenca y Guayaquil suman el 15%.

Respecto a la distribución de las zonas estudiadas, vemos que el área más importante es la ciudad de Quito (27,1%), siguiéndole en importancia otras regiones de la sierra (25,7%), como son la provincia de Imbabura (11,6%) y Chimborazo (7,2%); Tungurahua es la menos trabajada (1,3%). En conjunto, la sierra abarca el 52.9% de las tesis. A lo largo del tiempo, esta alta importancia de la sierra persiste, hay una disminución porcentual que del 76% en el primer periodo (1977 - 1990), pues pasa al 51% en el último periodo (2005 - 2020).

En la costa encontramos solamente el 8,2% de las tesis, las cuales se concentran en Manabí, Guayas y Esmeraldas. Las demás provincias tienen poca investigación. El caso más extremo es la provincia de Los Ríos que no tiene ninguna tesis[8]. Este descuido a la costa es estable en el tiempo. Solamente vemos un ligero incremento en el último periodo en los postgrados.

Por otra parte, existe un 8,3% de las tesis que se ubican en la Amazonía, teniendo una atención relativa más fuerte en el pregrado (10,5%), frente al 5,8% en el postgrado. Las provincias más investigadas son Napo, Sucumbíos y Orellana, lo cual contrasta con la provincia de Zamora donde existen solamente 3 tesis (4,2%). La evolución en el tiempo muestra un comportamiento distinto en el pregrado que en el postgrado; en la licenciatura se mantiene en un 10%. En el postgrado no hay tesis sobre la amazonia en los dos primeros periodos, alcanzando en el último periodo un 6,8%[9].

Con respecto a países diferentes al Ecuador la atención de las tesis es del 14,1%, que se debe a dos fenómenos. Por una parte, la UPS tiene una alta participación de personas de diversos países de Sudamérica (42 tesis), muchos son brasileros (13 tesis). Por otra parte, en la FLACSO el 27,5% de los graduados son extranjeros, siendo el grupo más importante el que proviene de Colombia. De esta manera, las tesis sobre el extranjero se inician en 1991 y numéricamente crecen a lo largo del tiempo, a pesar de que su participación porcentual es estable, pues el número total de tesis también crece.

Grupos identitarios en las tesis

 

Las tesis de antropología dedican una atención apreciable a los pueblos indígenas, pero no es una atención mayoritaria, ya que estas tesis suman un 23,3% del total. Otro grupo importante son los campesinos no indígenas (14,2%), grupos ocupacionales (8,9%), y los grupos de identidad definidos por el género (8,4%)[10].

En los diferentes niveles encontramos comportamientos diferentes respecto a este tema. En el peritaje hay mayor porcentaje de tesis relacionadas a identidades indígenas (35,59%). En el postgrado, éstas tienen menor porcentaje (19,24%). En el pregrado la atención se concentra en lo indígena (24,77%), campesinos no indígenas (20,75%), y arqueológicas (7,59%). Ver Tabla 1.

 

 

 

 

Tabla 1. Identidad en tesis por nacionalidad indígena

Nacionalidad indígena

peritaje

pregrado

postgrado

total

Porcentaje

Achuar

0

1

0

1

0,5%

Shuar

1

6

2

9

4,5%

Andoa

0

0

1

1

0,5%

Awá coaquier

0

1

0

1

0,5%

Cofán

0

1

1

2

1,0%

Emberá

0

0

1

1

0,5%

Waorani

0

7

2

9

4,5%

Záparas

0

1

0

1

0,5%

Fuera del Ecuador

0

11

6

17

8,6%

Kichwa

12

72

20

104

52,5%

Chachi

0

2

0

2

1,0%

Indígenas genéricos

8

9

34

51

25,8%

Elaborado por Sofía Carrión. Fuente: base de datos autores.

 

Vemos que al inicio la antropología se orientaba mucho hacia las identidades indígenas con el 64,1% de las tesis en el período entre 1977 y 1990. Esto fue disminuyendo hasta un 18,3% para el último periodo. Se trata solamente de una disminución porcentual, pues en números absolutos hay un incremento de 82 tesis.

Hay otros grupos humanos que pierden peso a lo largo del tiempo. Los campesinos no indígenas pasan de un 23,1% en el primer período a solo el 11% en el último. En el caso de las poblaciones afrodescendientes encontramos que en el primer período están ausentes, crecen en el segundo período donde alcanzan un 6.2% y disminuyen al 4% para el tercer período.

Respecto a las identidades indígenas (ver Figura 2), el dominio de lo kichwa es contundente: el 52.2% de las tesis sobre pueblos indígenas se refieren a ellos. Pero este dominio de lo kichwa ha disminuido en el tiempo, de haber sido el 88% en el primer periodo se reduce al 35.8% en el último. En cambio, lo que más crece son las tesis sobre pueblos fuera del Ecuador, que de una ausencia pasan a representar 32%.

Respecto a los Shuar, en el primer período se escriben el 12% de las tesis, pero en el último período no llegaron al 1 %. En relación con los Waorani están ausentes en el primer período, pero luego llegan a ser el 6 %.

Las otras minorías indígenas del Ecuador estuvieron inicialmente ausentes, pero han llegado a tener una pequeña presencia, a excepción de Sionas-Secoyas y Tsáchilas, sobre los cuales no hemos registrado ninguna tesis. Por otra parte, la categoría de indígenas genéricos[11], que al igual que estas minorías indígenas estuvieron ausentes en el primer periodo, para el segundo y tercero toman fuerza llegando al 28,1% y 11% respectivamente.

 

Figura 2. Identidades indígenas tratadas en las tesis.

 

Elaborado por: Sofía Carrión. Fuente: base de datos autores

 

 

Temas de tesis

 

Cada tesis es un recorte de temáticas y perspectivas particular, por lo tanto, toda clasificación de las temáticas tiene algo de arbitrario. A pesar de ello las hemos clasificado a partir de los títulos y los resúmenes (ver Figura 3). Podemos señalar el alto peso que tiene lo “político” que incluye las políticas sociales y el análisis de los conflictos políticos. Esto se relaciona con lo señalado por Moreno (2008), Martínez (2007) y García (2011), que indican que la antropología en América Latina tiene estrecha relación con los temas coyunturales y se vincula a ellos.

El segundo rubro recoge los temas ligados a rituales, ceremonias, simbología y religiosidad; lo cual se relaciona al peso que tienen las universidades confesionales, donde hay un espacio importante de actividades pastorales.

El tercer grupo es el relativo a los temas urbanos, que incluye: procesos barriales y segregación urbana. Las siguientes agrupaciones temáticas se refieren al género y la arqueología, a las que nos referiremos más adelante.

 

Figura 3. Temas de tesis.

Elaborado por: Sofía Carrión. Fuente: base de datos autores.

 

Si vemos la distribución de estas temáticas en el tiempo (ver Tabla 2), constatamos que inicialmente (1977-1990) hay un alto peso relativo de las temáticas agrarias, así también, destacan los estudios de historia. Por otra parte, hay poco tratamiento de estudios de género y de políticas públicas[12]. En el segundo período (1991-2004) observamos un crecimiento en importancia de rituales, mito y religión. También es importante la temática vinculada a políticas públicas y a las actividades económicas. En cambio, tiene menor peso los estudios arqueológicos, los estudios urbanos y los que tienen que ver con la historia, que en el primer periodo tuvieron importancia.

En el tercer período los temas que crecen son la arqueología, los relacionados al arte, los urbanos y por último los vinculados al género y a la ecología humana. En cambio, pierden mucho peso los temas agrarios, los que se refieren a ritos mitos y religión. En la tabla uno podemos ver como los diferentes temas se distribuyen en el tiempo.

 

Tabla 2. Importancia relativa de los diferentes temas de tesos por periodos.

 

Tema/periodos

1977-1990

1991-2004

2005-2020

Total

identidades

0,00%

6,17%

5,48%

5,41%

Género

2,56%

8,37%

9,59%

8,94%

Arqueología

5,13%

3,08%

9,08%

7,29%

Ritual mitos y religión

7,69%

13,22%

9,59%

10,47%

Urbana

7,69%

7,05%

9,93%

9,06%

Agrario

35,90%

4,85%

1,88%

4,24%

Actividades Económicas

10,26%

6,61%

4,28%

5,18%

Otras

0,00%

3,52%

2,91%

2,94%

Educación

0,00%

5,73%

4,62%

4,71%

Salud

7,69%

6,17%

5,14%

5,53%

Teórica

0,00%

3,08%

2,74%

2,71%

Etnografías

7,69%

5,29%

4,28%

4,71%

Ecología Humana

0,00%

1,32%

3,25%

2,59%

Política y políticas sociales

2,56%

17,62%

14,90%

15,06%

Arte

0,00%

3,52%

6,34%

5,29%

Historia

12,82%

2,20%

4,28%

4,12%

Comunicación

0,00%

2,20%

1,71%

1,76%

Elaborado por Sofía Carrión. Fuente: base de datos autores.

 

Estos datos muestran la “desagrarización” de la antropología ecuatoriana y el hecho que los temas que más están creciendo en importancia son los arqueológicos, mientras entre los temas de antropología están los estudios urbanos, el arte, la ecología humana y el género. Los que decrecen son, además de los temas agrarios, los relacionados a la religiosidad y los referidos a la salud.

Estos temas tienen diferente distribución según los niveles. Por una parte, en el peritaje se destacan los temas vinculados a la ritualidad y la religiosidad, mientras en el pregrado los temas que se acentúan son los agrarios y la arqueología. Al hablar de las maestrías los temas importantes son los relativos a las políticas públicas, el arte, y en cambio están poco presentes la ritualidad y la arqueología.

Podemos examinar como las diferentes instituciones se especializan por temáticas. Así, nuestros datos nos indican que la Escuela Politécnica del Litoral (ESPOL) se concentra en temas arqueológicos (87,4 %). Entretanto, la UPS muestra una cierta concentración en temas de políticas, públicas, ritualidad, mitos y religión. De hecho, estos tres últimos representan 15% de las tesis de esa institución, y, al compararlo con el total de tesis, significa que la UPS ha producido el 43% de las tesis en estos temas en específico.

La PUCE que es una institución que produce muchas tesis, muestra una cierta concentración relativa en los temas arqueológicos, los temas agrarios y de género. Estos temas no sólo son importantes en la totalidad de las tesis de esa institución, sino que tienen además un peso muy fuerte dentro de la totalidad de tesis de antropología: el 72 % de las tesis agrarias, el 52% de las tesis referidas a la arqueología y cerca del 40% de las tesis sobre comunicación y género.

La universidad San Francisco de Quito, por su parte, tiene una alta concentración en los temas de género, ya que el 41% de sus tesis hacen relación a ese tema. También es importante el trabajo en temas arqueológicos. Sin embargo, debido al reducido número de tesis registradas para esa universidad, esta contribuye con el 6 % de las tesis sobre temas de género y el 3% de las tesis arqueológicas.

El perfil de la FLACSO muestra un sitio especial para los temas relacionados a políticas públicas y los temas vinculados al arte; en este último aspecto señalemos que el 66,6 % de las tesis relacionados al arte son producidos en esta casa de estudios. La universidad del Azuay mostró una concentración en temas de políticas públicas, salud y actividades económicas. La universidad de Cuenca, en cambio, muestra un peso de las tesis en temas urbanos y de educación. Estas dos últimas universidades prestan poca atención a los temas de la religiosidad.

 

¿Qué bibliografía se utiliza?

 

En la muestra de 117 tesis en la que se analizó la bibliografía usada, aparece que el texto más citado es “La interpretación de las culturas” de Clifford Geertz (1973) (17 % de las tesis). Le siguen en frecuencia La Antropología Prehispánica del Ecuador de Jacinto Jijón y Caamaño (1997) (15 % de las tesis) y El Sentido Práctico de Pierre Bourdieu (1994) (12% de las tesis). Si hablamos de los autores el más citado es Michel Foucault en nuestro índice de citación (60% de las tesis).[13]Consultar tabla 3 de los anexos para información sobre autores más citados en tesis de antropología.

La Figura 4 nos permite ver cómo ha evolucionado el uso de las bibliografías. En el primer periodo, en concordancia con las temáticas dominantes en ese entonces, hay una alta importancia de autores y de textos que trabajan lo agrario, lo arqueológico y lo político, es así, que en este periodo resaltan autores como Eric Wolf, Andrés Guerrero, Segundo Moreno y Alexander Chayanov, entre otros relacionados con los estudios campesinos e indígenas de la sierra. El texto de “Antropología Prehispánica” de Jacinto Jijón y Caamaño (1997), también es relevante. Autores marxistas cómo el propio Carlos Marx y Lenin, son también importantes, mostrándonos en ello toda una concepción teórica e ideológica que marca el periodo.

 

 

 

Figura 4.

Diagrama

Descripción generada automáticamente

 

Esto corresponde a lo que menciona García (2011) al notar que las primeras tesis de antropología tuvieron como temas la economía y la política campesina, bajo la clara influencia de los estudios mexicanos acerca de la diversidad cultural y étnica, así como por el marxismo y la antropología política. También podemos mencionar el papel de la historia a través del trabajo de Frank Salomon (1980) en su propuesta de microverticalidad.

Los textos y los autores del segundo periodo muestran un mayor énfasis en los temas de lo simbólico, lo étnico, y lo urbano. Dos textos que se destacan son La interpretación de las culturas de Clifford Geertz (1973) y Culturas Hibridas de Néstor García Canclini (1989). Comienza también a aparecer El Sentido Práctico de Pierre Bourdieu (1994), que luego se convertirá en el segundo texto más citado de esta serie.

En este periodo tienen importancia autores estructuralistas franceses como Levi-Strauss, Maurice Godelier, Philippe Descola. También nos llama la atención el surgimiento de autores que son ecuatorianos o publican en el Ecuador tales como Galo Ramón, José Sánchez-Parga, José Almeida, Segundo Moreno y Andrés Guerrero. Esto es también válido para el campo de la arqueología con Pedro Porras, José Echeverria, Otto Von Buchwald, Jorge Marcos, Ernesto Salazar y Emilio Estrada. En este periodo, en cambio, vemos que desaparecen o disminuyen de manera importante Carlos Marx, Alexander Chayanov y Eric Wolf.

En el tercer periodo tiene un peso muy importante los autores que hemos clasificado como postestructuralistas franceses: Foucault y Bourdieu, pues más de la mitad de las tesis los usan, mientras se mantiene el olvido a los autores campesinistas y marxistas[14].

Con respecto al tipo de materiales utilizado lo más frecuente son los libros (45,8%) con una tendencia a la disminución, pasan del 54% al 34% del primer al último periodo. El segundo tipo de fuente son los artículos con ligera tendencia al incremento. Disminuye el uso de los archivos, la prensa y los documentos legales. Se incrementan los audiovisuales, el internet y los capítulos de libros.

Los autores citados son en un alto porcentaje ecuatorianos (31 %). Se han mantenido siempre sobre el 30% pero tuvieron su punto máximo en el segundo periodo (36%). Los autores estadounidenses representan el segundo grupo, pero su peso relativo ha disminuido del 20% al 17%. Entre los autores europeos el mayor incremento lo tenemos entre los autores españoles que llegan en el último periodo a representar el 7%. Siempre han tenido importancia los franceses alrededor del 7% y en el último periodo se incrementa la presencia de los autores británicos (2,76%).

Con respecto a los países sudamericanos observamos una sorprendente disminución de los autores peruanos que pasan del 5,7% al 2,5% entre el primer y tercer periodo. En el caso de los autores mexicanos hay una presencia de alrededor del 4 % con una disminución en el periodo intermedio. Los países latinoamericanos que más incrementan su participación son Colombia del 0,7% al 2,5% y Brasil del 0,9% al 1,3%[15][16].

La editorial más utilizada por los estudiantes de antropología es por un largo margen la Editorial Abya Yala (7,46%), seguidos por Siglo XXI (3,53%) y por FLACSO – Ecuador (2,56%). En la evolución de esta variable constatamos que inicialmente tenía mucho peso la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), luego dominan Abya Yala, y FLACSO entre las editoriales ecuatorianas. Las editoriales extranjeras más importantes son Siglo XXI, Fondo de Cultura y Paidós.

Con respecto a la ciudad en la cual son producidos los materiales utilizados Quito es nuevamente dominante con el 34 % de los materiales, le siguen en importancia México, Madrid y Barcelona con porcentajes mayores a la de los autores de esos países, lo cual nos revela el papel que estas ciudades desempeñan en traducir textos de otros idiomas.

 

Algunos elementos sobre la dimensión de género

 

Respecto a los graduados, en antropología hay un predominio claro, pero no extraordinario, de las graduadas mujeres, que representan el 55,5% de los titulados. Esta tendencia no ha variado mucho en el tiempo, pero si tiene oscilaciones. En el primer período las proporciones eran parecidas a las actuales 53,6% mujeres y 46,1% hombres. En el segundo período vemos un cambio de proporciones pues la mayoría de los graduados son varones, pero se trata de una muy pequeña mayoría 50,9% varones y 49,1% mujeres. En el último período el predominio femenino vuelve a manifestarse con claridad siendo mujeres 58,1% y hombres 41,9%.

Esta mayoría femenina en las carreras de antropología se manifiesta en mayor medida en el pregrado, en el cual el 60,1% de los graduados son mujeres y es una tendencia que se ha acentuado en el tiempo, pues en el último período llega al 62%. En el postgrado el predominio de las mujeres es menos pronunciado, solo el 51,5%. Inclusive en el período 1991-2004 la mayor parte de los graduados fueron varones con un 62,5%. Esta tendencia se ha revertido y en el último tiempo las mujeres graduadas vuelven a ser mayoría (53,7%).

En el caso de quienes se especializan en la arqueología, tenemos un predominio masculino con el 59,3% de los graduados. En este valor tiene un peso importante la ESPOL, institución en la cual hay un muy fuerte predominio de graduados varones (78,9%).

Ahora bien, abordando al género como un tema, hemos identificado que el 8.8% de las tesis se han escrito sobre temas de género. En el caso de las mujeres, este porcentaje es del 13%, mientras que entre los varones es de solo 3,7%. Del total de tesis sobre el tema de género el 81.3% han sido escritas por mujeres y el 18,7% por hombres. Vemos que en nuestra sociedad la sensibilidad hacia el tema de género es mucho más alta entre las mujeres. En el primer período, el tema de género tiene una importancia baja, solo el 2,56% de las tesis se refieren a él. En el segundo período tenemos mayor atención a este tema con 8,37% y luego llega al 9,42% en el último período, mostrándonos que el tema de género ha seguido creciendo en importancia, aunque no tan rápidamente como en el segundo período.

Si comparamos los dos niveles, en el pregrado tenemos un porcentaje ligeramente más alto de tesis sobre género (10,3%). En este nivel el predominio femenino como autoras de tesis en el tratamiento de este tema es muy alto, llega al 87%. En la maestría, tenemos que las tesis sobre género son el 7,02%, pero tenemos una distribución más equitativa entre varones y mujeres. Los hombres representan el 29,2% de las tesis sobre el tema. Es pertinente señalar que a nivel del postgrado existen otros programas específicamente dedicados al tema de género, a los cuales acceden estudiantes que se formaron en antropología en el pregrado.

A nivel de instituciones podemos señalar que el género aparece con mayor importancia en el pregrado de la universidad San Francisco con el 41,7% de las tesis. En el extremo opuesto, en el caso de la ESPOL no hemos identificado tesis sobre este tema.

Pero la dimensión de género no es solamente una temática, sino que puede ser además un componente en temas como la educación, economía, organización social, etc. Para dar cuenta de esto, hemos identificado de manera separada qué tesis incluyen en su formulación una dimensión vinculada al género. El resultado es que el 16,9% de las tesis recogen esta dimensión en su planteamiento. Los varones participan menos en la inclusión de dimensión de género en sus tesis, pues solamente el 3.5% lo consideran. Al igual que el tema anterior, vemos que en el postgrado hay una ligera variación, pues los varones incluyen una preocupación sobre este tema con el 5,6%.

También es parte de la dimensión de género el examinar cómo varían los temas escogidos por estudiantes varones y estudiantes mujeres. La primera y más destacada diferencia es la ya señalada atención que las mujeres dan al tema de género. Las mujeres le dan tres veces más atención al tema de género que los hombres. Pero hay también otros temas en los cuales hay un fuerte sesgo en la atención desde las mujeres, se trata de la ecología humana (dos veces más que los hombres). También, aunque menos dramáticamente, hay una atención predominantemente femenina en los temas de arte y salud (39% y 29% más atención).

En el caso de los varones, su atención se orienta a las etnografías, pues es casi tres veces más que la atención dada por las mujeres. También en la arqueología hay mucha atención masculina, siendo casi dos veces más que la de las mujeres y en temas agrarios, con un 50% más que las graduadas[17].

Con respecto al material citado en el momento inicial las autoras mujeres no alcanzaban ni al 10% de las citas. Esta situación ha mejorado apreciablemente, pero aún hay un desequilibrio importante, pues las autoras mujeres en el periodo final son el 18,27%.

 

Los directores de las tesis

 

Hemos identificado que, a pesar de que hay 175 personas que han dirigido tesis en antropología, pocos de ellos han sido tutores de un porcentaje apreciable. Entre 8 personas han dirigido el 30% de las tesis[18] (ver Figura 5).

 

Figura 5. Profesores que más han dirigido tesis.

Elaborado por: Sofía Carrión. Fuente: base de datos autores.

Estos datos nos permiten reflexionar sobre otro aspecto adicional y este es como fluyen las influencias intelectuales en las generaciones que se forman en antropología. Con relación a dónde estudiaron su pregrado los directores de tesis, tenemos que un porcentaje alto, el 70,9%, de las tesis han sido dirigidas por directores que estudiaron el nivel de pregrado en el Ecuador. Le sigue en importancia, con un 4,6%, Estados Unidos. Debemos anotar que, para esta variable, tenemos un porcentaje apreciable de ausencia de datos de un 15%.

Las universidades que más han formado en el pregrado a los directores de tesis son: la PUCE con 39,5%, la UPS con el 16%. Todas las demás universidades han formado a menos del 5% de los directores de tesis de Antropología. De todas maneras, destaca la UTPL con el 3,08%, la USFQ con el 2,97% y la UCE con el 2,61%.

Respecto a la formación de maestría de los directores de tesis, sigue predominando la formación en el Ecuador, pero ahora solo con el 45,3%[19] de las tesis. Le sigue en importancia la formación en Estados Unidos, con el 16.9%, Alemania con el 7.7% y España con el 4.3%. Si hacemos este análisis a nivel de universidad, la más importante es la FLACSO con el 22,7%, seguida por la UASB con el 11,2%, la universidad de Illinois en Urbana con el 8,9% y la universidad de Bonn con el 5,3%.

En la formación doctoral de los directores de tesis, encontramos que el Ecuador deja de ser el país donde obtienen su doctorado la mayor parte de directores de tesis, el país más importante es Estados Unidos con el 37,2%. El Ecuador mantiene un segundo lugar con un 15,4%, le sigue España con el 11.5% y Alemania con el 10.6%. A nivel de instituciones, hay mayor dispersión. La universidad que más influencia al haber dado el título doctoral a los directores del mayor número de tesis es la universidad de Illinois en Urbana con un 12%, le sigue en importancia la UASB con el 10%, luego la universidad de Bonn con el 7,2% y The New School for Social Research con el 5,2%.

Llama la atención que, en esta descripción sobre dónde se han formado los que han formado a los antropólogos en el Ecuador, tienen muy poco peso las universidades regionales no ecuatorianas. La universidad hispanohablante no ecuatoriana más importante en la formación doctoral de los directores de tesis es la universidad de Jaen, España, con el 2,26% y la más importante de las universidades latinoamericanas es la universidad de Brasilia con el 0,83%.

Latinoamérica tiene poco peso en la formación de quienes han sido los directores de tesis. Nos sorprende los porcentajes bajos de las universidades mexicanas y argentinas con el 0.7%, las colombianas con el 0,3% y la ausencia de universidades peruanas. Las universidades brasileñas están un poco mejor representadas con el 2,3%.

Respecto a la dimensión de género entre directores de tesis y tesistas, a pesar de que la mayoría de las graduadas son mujeres, la mayoría de los directores son varones, puesto que han dirigido el 65,3% de las tesis[20]. Inclusive en el tema de género, la participación de los directores varones es alta, pues llega al 49,3%, prácticamente igual al porcentaje de directoras mujeres (50,7%). Este porcentaje se mantiene respecto a las tesis que incluyen dimensiones de género sin tratarlo como tema central.

Este predominio de directores de tesis varones ha tendido a disminuir, pues, de representar el 94,7% en el primer período, se disminuye hasta el 62,4% en el último período.

No vemos una tendencia a que las mujeres dirijan las tesis de las mujeres y los varones las de los varones, puesto que el 51,3% de las tesis han tenido un director de sexo diferente al del estudiante.

 

 

Algo sobre la arqueología

 

En este panorama la formación en arqueología tiene un perfil particular, solo tres instituciones y con un predominio muy fuerte del pregrado. Los aspectos formales de tamaño y número de citas de las tesis en Arqueología parecían indicarnos que son trabajos de dimensiones y sofisticación comparables a las de una maestría. Sin embargo, no tienen este estatuto y esto debe ser considerado en la programación futura de la formación en esta temática.

 

Discusión y conclusiones

 

La exploración de estas dos bases de datos nos permite plantear algunas reflexiones. En primer lugar, sobre las dinámicas temporales. La primera dimensión que hemos destacado es cuántos profesionales se gradúan y cuántas tesis se producen. Estos datos nos muestran que las tesis de antropología pasan a ser un documento excepcional, por lo poco frecuente y cercana a una realidad más cotidiana y diversa que implica un cambio en los interlocutores que esta disciplina tiene. Sugerimos que se atraviesa de una reflexión restringida e intelectual, a una interacción con un mundo social, institucional y administrativo más amplio, que procesa una diversidad mayor de preocupaciones y de temas sociales. Llama la atención, sin embargo, el hecho de que en el último período parecería frenarse e incluso revertirse este crecimiento.

Otro aspecto que se modifica durante este período es el formato académico de los estudios. En un inicio se trató de una licenciatura terminal, sin embargo, pronto se modifican las condiciones. Así, surge la necesidad de un título intermedio; el de perito en antropología aplicada. También se desarrolló una necesidad de un título adicional, un postgrado. Originalmente las formaciones de cuarto nivel son peculiares; se trata de programas que duran períodos cortos: una o dos promociones, pero luego adquieren un carácter permanente, y, con ello, pasan a asumir el rol de títulos terminales, relegando la licenciatura al lugar de título intermedio.

El hecho de que no existe un encadenamiento en el proceso de formación entre uno y otro nivel muestra que no se logró conformar un sistema integrado de formación en antropología, sino, se crearon dos sistemas paralelos, y, aparentemente, el sistema centrado en la maestría está desplazando al sistema basado en el pregrado. El sistema de pregrado se basaba en una formación más larga de estudiantes más jóvenes, en cambio el de postgrado es más rápido, presupone una formación previa variada y los estudiantes llegan con mayor madurez. Se trata de un desplazamiento de un sistema por otro.

Por otra parte, el hecho de que a la maestría en Antropología se accede con títulos diversos coloca a la formación de pregrado en antropología en una situación difícil, pues compite con una formación de mayor jerarquía. Es necesario analizar con más profundidad las diferencias entre estos dos niveles, no sólo respecto a su funcionamiento académico sino también en las diferencias institucionales de los diversos arreglos institucionales para manejar un postgrado. Se ha producido un cambio en la organización de la formación de esta disciplina sin suficiente reflexión sobre todas las implicaciones que este proceso ha tenido. Hoy tenemos una situación algo contradictoria: crisis en la primera escuela de antropología y también mayor diversificación de las instituciones que ofrecen esta carrera. La necesidad de aprender de este proceso es apremiante. El caso de la arqueología es sin embargo diferente. No hay postgrados permanentes en esta disciplina, pero lo sucedido en el ámbito general debe servir para planificar mejor este campo.

Nos parece conveniente ubicar a este período en un ámbito mayor. Los problemas de la diversidad cultural no surgen en el Ecuador con el aparecimiento académico de esta disciplina, hay procesos anteriores. Ya hemos mencionado el trabajo de Daniela Barba (2021) sobre el período de las cátedras de antropología en la universidad Central del Ecuador. Creemos que es necesario articular también a la reflexión los períodos previos en los cuales surge un pensamiento indigenista y una práctica jurídica de lucha por la tierra.

Cómo una sugerencia para comprender este proceso de desarrollo proponemos un esquema preliminar del desarrollo de la disciplina en el Ecuador.  En la figura 6 hemos incluido los momentos previos a la formalización académica.

 

 

Figura 6. Línea de tiempo. Profesionalización de la Antropología en el Ecuador.

Elaborado Sofía Carrión. Fuente: Barba, D. (2021); Martínez Novo, C. (2007).

En segundo lugar, está la reflexión sobre los temas abordadas por la antropología. Comenzamos con una estrecha relación de la antropología cultural con la arqueología, que no es solamente una opción académica, en ella se manifiesta esa marca fundadora de nuestra sociedad que es el mestizaje.

La sociedad ecuatoriana sigue necesitando pensar esa realidad de la herencia no europea y esto aparece de manera muy visible en la realidad social rural e indígena de la Sierra. Esta es, justamente, la temática dominante de la primera etapa de tesis de la disciplina. Sin embargo, pronto suceden dos cosas. Por una parte, la antropología desborda lo indígena; surge lo urbano. La salud comienza a ganar un peso muy importante y con ello podríamos decir que la disciplina logra salirse de reduccionismos simples. Crea una perspectiva amplia con cierta creatividad.

No obstante, también se hacen presentes ciertas limitaciones. Si el desarrollo de la antropología ecuatoriana corresponde a un proceso, por el cual esta disciplina aporta que la sociedad se piense en su diversidad cultural, resultan toscos los desequilibrios en la atención prestada a las diferentes pueblos o nacionalidades indígenas. Omisiones como la de los Tsáchilas, los Cofanes, Sionas y Secoyas resultan sorprendentes, casi podrían acusar a la disciplina de incapacidad para pensar realmente lo indígena en toda su diversidad en nuestro país.

Pero si agregamos que lo indígena no es lo que define a la antropología, el problema no se corrige, sino que manifiesta otros desequilibrios, como es el hecho de que existan provincias prácticamente abandonadas (Los Ríos) y una desproporción regional que deja con muy escaso tratamiento a toda la región de la costa con un 50 % de la población del país.

Esto nos lleva a evidenciar el fuerte Quiteño-centrismo de la disciplina, esto tanto a nivel de ubicación geográfica de los estudios como de los temas trabajados. A pesar de ello, anotemos que, en cambio, que se ha producido una apertura novedosa en el tema espacial, en Quito pueden olvidarse provincias del Ecuador, pero se hacen tesis referidas a Brasil y Colombia.

A nivel de la temática creemos que hay otros vacíos adicionales, las poblaciones inmigrantes casi no parecen existir sino es en el caso del refugio. Temas como la tercera edad, niños, población detenida, delincuencia, o en general todo lo que es antropología de las instituciones parece olvidado.

Comentar ciertas dimensiones como el género o el ambiente, nos exigiría integrar a la discusión las formaciones especializadas en esos temas, y, en general, todo el campo de las Ciencias Sociales, lo cual es una tarea pendiente.

La información que hemos procesado sobre la bibliografía utilizada ofrece algunas pistas para entender el desarrollo de la disciplina. Vemos el desplazamiento de los autores más campesinistas y marxistas, el peso de lo que hemos llamado el, post-estructuralismo francés. Se muestra el decrecimiento del uso de autores peruanos y una fluctuación en el uso de autores ecuatorianos.

El hecho de que los directores de tesis sean en un porcentaje alto formado en el propio Ecuador, nos podría indicar que existe la constitución de un espacio institucional con cierta autonomía. El peso de las formaciones en el exterior para los doctorados de los docentes muestra, en cambio, algunas de las influencias externas.

Surge una pregunta respecto a cuán determinada por fuerzas y factores externos ha sido el desarrollo de la antropología en el país. Al tratarse de una disciplina científica que, como tal, tiene una pretensión de universalidad, parece que la respuesta lógica es que está determinada por una dinámica planetaria, eso es evidente, pero lo hacen con sesgos, matices.  Mucha influencia norteamericana y francesa, pero muy limitada de otros países latinoamericanos.

En la discusión sobre la disciplina en el Ecuador ya hemos mencionado que se ha señalado el fuerte papel modelador que ha tenido una dinámica de compromiso y militancia. Proponemos preguntas adicionales, si eso es así, ¿cuáles son los matices y particularidades que ese sentido comprometido ha tenido? Nos parece relevante también preguntarnos si no hay otras fuerzas y lógicas que moldean esa modalidad de desarrollo. Sugerimos preguntar por el papel de la cooperación internacional. Pero también surge la necesidad de cuestionarnos por los vacíos que marcan y limitan los aportes que esta disciplina puede hacer a la sociedad. Podría enunciarse una utopía referida a la Antropología suscitadora de la reflexión sobre nuestra sociedad, sobre todo el ámbito de lo no dicho de nuestra realidad social. Creemos que el material aportado muestra que la disciplina si hace contribuciones hacia ello, pero con vacíos que sería deseable enfrentar. 

 

Bibliografía

 

Barba, D. 2021, Configuración del campo disciplinar de la antropología sociocultural alrededor de su profesionalización en el Ecuador (1940-1972), tesis de pregrado, Pontificia Universidad Católica del Ecuador.

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Salomon, F. 1980, Los señores étnicos de Quito en la época de los Incas, Instituto Otavaleño de Antropología.

 

Entrevistas:

 

Minda, Pablo. 2022, director de Investigación, Innovación y Tecnología, universidad Técnica Luis Vargas Torres.

 

Bases Repositorios:

 

Universidad Politécnica Salesiana, https://dspace.ups.edu.ec/

Pontificia universidad Católica del Ecuador, http://repositorio.puce.edu.ec/handle/22000/1440

Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL), https://www.dspace.espol.edu.ec/

Universidad San Francisco de Quito, https://repositorio.usfq.edu.ec/

Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), https://repositorio.flacsoandes.edu.ec/handle/10469/899

Universidad del Azuay https://dspace.uazuay.edu.ec/

Universidad de Cuenca http://dspace.ucuenca.edu.ec/

 

 

 

Anexos

 

 

Tabla 3. Textos más citados en tesis de Antropología en Ecuador.

Porcentaje

Autores

Temática

17,1%

Geertz Clifford

La Interpretación de las Culturas

15,4%

Jijón y Caamaño Jacinto

Antropología Prehispánica Del Ecuador

12,0%

Bourdieu Pierre

El Sentido Práctico

11,1%

García Canclini Néstor

Culturas Híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad

9,4%

Barth Fredrik

Los Grupos Étnicos y sus fronteras

9,4%

Salomón Frank

Los Señoríos Étnicos en Quito

8,5%

Foucault Michel

Microfísica del Poder

8,5%

Foucault Michel

La Historia de la Sexualidad,

La Voluntad Del Saber

8,5%

Pujadas Juan José

Etnicidad, Identidad Cultural de los pueblos

7,7%

Moreno Yánez Segundo E

Sublevaciones Indígenas en la Real Audiencia de Quito

6,8%

Bourdieu Pierre

La Distinción

6,8%

Foucault Michel

Vigilar y Castigar

Elaborado por Teodoro Bustamante. Fuente: base de datos autores.



[1] En realidad, no todas son presentadas como tesis. Hay una formación técnica como peritos antropológicos que se formaliza a través de un trabajo llamado monografía.

[2] Una sociedad que está recibiendo cuatro profesionales de una disciplina al año, nos está mostrando una relación con esa disciplina totalmente distinta a la que tenemos con una incorporación de 17 o incluso 50 al año. ¿Cuáles son las características de esta relación? es una pregunta que la dejamos solamente planteada.

[3] En 1987 la orden salesiana funda la escuela de antropología aplicada con el objetivo de apoyar a las organizaciones indígenas en su desarrollo y de formar personal misionero con capacidad de comprender el respeto a la diversidad cultural en los procesos de evangelización (Bartoli, 2002 en: Martínez, 2007: 21), hasta su consolidación como universidad Politécnica Salesiana en 1994 con la carrera de Antropología Aplicada.

[4] Hasta la última revisión realizada en junio de 2022, solo se encontraron en el repositorio virtual de la UPS 10 tesis de esta maestría.

[5] Según García (2011), la ESPOL mantuvo un pregrado de Arqueología desde 1980 hasta 2003 donde se graduaron 30 profesionales, pero no se encontró registro digital de estas tesis.

[6] El número de personas graduadas no corresponde exactamente al número de tesis aprobadas, puesto que en algunos casos existen autorías conjuntas de trabajos de tesis, esto es, dos autores para una misma tesis. Esto se da en 1 caso en peritaje y en cuatro casos de la licenciatura en la UPS.

[7] En respuesta a que las tres escuelas de formación en antropología se encuentran únicamente en Quito, a excepción del programa de antropología en la universidad Luis Vargas Torres de Esmeraldas, cuyas tesis tuvieron como locación el propio territorio, de acuerdo a Minda. (2022). Director de investigación, innovación y Tecnología, universidad Técnica Luis Vargas Torres. S. Carrión.

No obstante, el trabajo en otras provincias puede responder a lo planteado por De Degregori y Sandoval (2008) en el caso peruano, donde la antropología como disciplina empezó en territorios ignotos, hasta llegar a espacios más locales. Aunque también se puede añadir que las y los estudiantes provenían de distintas provincias del Ecuador.       

[8] Existe una tesis que habla de los Ríos y Bolívar.

[9] Es interesante señalar este punto ya que, de acuerdo a Martínez (2007), las líneas de investigación del programa de antropología de la PUCE en 1972 eran dos, por un lado, los estudios campesinistas y amazónicos y por otro los de religiosidad popular, de la mano de Marco Vinicio Rueda.

[10] Grupos varios 13,9%, género 8,3%, clases 6,34%, entre otros grupos.

[11] Esta categoría hace referencia a grupos indígenas en general o a movimientos multiétnicos.

[12] Para analizar esta dimensión hemos utilizados diferencias porcentuales que comparan el peso relativo en cada sub-período con el total general % período menos % en el total.

[13] Éste índice consiste en la división del número de citas de este autor, dividido por el número de tesis examinadas.

[14] Un caso especial es el de Eric Wolf cuyo texto sobre Los Campesinos desaparece, pero en cambio surge una cierta presencia de sus textos históricos.

[15] Nótese que en el período en que España dejó el franquismo, favorecieron condiciones que permitieron un florecimiento en las Ciencias Sociales

[16] Estos dos casos pueden relacionarse al aumento de estudiantes colombianos en el Ecuador. Algo similar puede pensarse en el caso brasilero por la particular participación de estudiantes de esa nacionalidad en los programas de la universidad Politécnica Salesiana.

[17] En este párrafo estamos comparando el porcentaje de las mujeres que se dedican a un tema como parte del total de mujeres que han hecho tesis con respecto al porcentaje de hombres que han abordado ese mismo tema respecto al total de hombres graduados.

[18] En orden de importancia estas personas son: Marcelo Naranjo, Segundo Moreno, Fernando García, Patricio Guerrero, Bolívar Chiriboga, José Juncosa, Lourdes Endara, Xavier Andrade.

[19] 45,3% de las tesis fue dirigida por un profesor que hizo su cuarto nivel en el Ecuador.

[20] Este porcentaje no incluye los casos en los que no se conoce ni el nombre ni el sexo del director de tesis, el 6.3% de los casos.